Artículo publicado en la Revista Almiar (Nº 121, marzo-abril de 2022). Se puede leer entrando en el siguiente enlace:
https://margencero.es/
Artículo publicado en la Revista Almiar (Nº 121, marzo-abril de 2022). Se puede leer entrando en el siguiente enlace:
https://margencero.es/
Conservo en la
retina lo que puedo
llevarme de ti,
pueblo de mi infancia.
Insaciable, lo
intento todo, piedra
a piedra,
sentimiento a sentimiento,
y no puedo
evitar que te derrames.
Pero, ay, tu luz
me llega más cansina.
Esa luz, joven,
que se precipita
por los adarves
y ágil va ascendiendo
hasta las más
lejanas cumbres. Luz,
no atrapada, que
deja
jirones en los
verdes olivares,
en las sombrías
faldas de los montes,
en las
tonalidades de las sierras…
Color me vas
perdiendo. Casi en blanco
y negro ya tu
imagen.
Dime que tú
nunca envejeces. Dime
que por siempre
reluces, que soy yo,
a lo largo del
tiempo, jadeante y cansado.
(Manuel Aguilera, Y entre los abrojos pájaros de luz, Ediciones Rilke)
… ¿Y volver la cabeza
condoliéndote
de todo lo que dejas?
Solamente verás subir el
humo
del tiempo consumido.
Sigue adelante, no te
preocupes.
Si un sentimiento late en la
ceniza
y te busca: unas lágrimas,
un beso,
una caricia…, desplegando el
vuelo
te alcanzará a lo largo del
camino.
No mires para atrás. El tiempo
consumido
o deja una frialdad que
congela el aliento
o extrema consunción,
absoluto vacío
en estatua de sal.
Al frente la mirada,
a un tiempo por venir en
continuos instantes.
No vas solo si miras a los
lados.
Formas parte de un vasto
corazón
latiendo intensamente hacia
la luz sin término.
(Manuel Aguilera, Y entre los abrojos pájaros de luz, Ediciones Rilke)
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