A Luciano, mi amigo
Vetusto caserón de Puentezuelas
en el pasado blasón del mundillo
estudiantil, de oficinas de Baco
aureolado: bodegas Muñoz,
Énguix, Natalio y, más lejana, Enrique.
Allí con Ángel, Luciano, Jerónimo…
—en comunión placentera y sensata
con el vino rosado de Albuñol—,
y Abita una cum filiis suis, Chomsky,
el dialecto andaluz con leonés
y aragonés, y Arcipreste de Hita.
En olvido de Baco, buque hoy
en playa gélida, triste y varado,
mil veces lacerado con grafitis
y en eterna abstracción tan sigiloso,
vetusto caserón de Puentezuelas.
(Entre luces, sombras y ecos de ausencias, ed. Vértice, 2011)
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