Dedos sin plectro pulsan la cuerda,
se alza el sonido buscando afinarse.
No se esfuma
en la materia que lo acoge,
persiste en su temple de salida.
Es Juan de la Cruz en vuelo
de alcance que sube la escala
a salto limpio de gacela
por ríos y lomas,
por montes y serranías…
Deseo ardoroso que desborda
neblinas de tardes, frío
de noches y mañanas.
Sutil tacto que enamora,
que inculca anhelo al sonido.
Depurado, no hay volumen cósmico
por donde no ascienda
entre oleadas de ritmo.
Gozosa subida.
El efecto se diluye
en la quietud de su causa:
quedeme y olvideme,
el rostro recliné sobre el Amado.
El tiempo pliega alas.
(Notas de arpa en vuelo, Perea Ediciones, 2018)
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