Rincones que te oculten.
Los deseas para rumiar
en el pesebre tus desdichas
y tus miedos también.
No te consumas en tinieblas
renegando de las sandalias
y de los recorridos.
¿Qué exiges si caminas?
Delante el mar, lo inmenso
que apenas se divisa,
se expande y no se oculta
en los espacios cavernosos.
Receja tras la luz de ondulaciones,
planicies y ensenadas.
(Calle de la mar sin número, ed. Vitruvio, 2013)
Precioso
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