EJÉRCITO DE ROCAS

Ejército de rocas milenarias

con firmeza en la orilla.

Ya sombras solamente

en la caída de la tarde.

Eolo, en vanguardia, inspecciona.


Desde lo lejano te acercas,

incontenible, con tus brincos

y bronco vocerío,

a la presencia inmóvil,

a tu destino que no puedes

esquivar: choque de átomos

sin tregua en atracción de opuestos.

Arremetes contra sus músculos,

sus pechos que provocan

desde el inicio de la vida.


Mermada tu entereza,

te derrumbas exhausto

en las explosiones de espumas.

Se dilatan en mansedumbre

la exudación lunar y el cielo

tachonado de estrellas.

En rítmicos vaivenes lames

las heridas del enemigo,

las de sus pies, sus pechos,

rozando suavemente

sus espaldas para volver,

cuando el destino lo precise,

a la eterna discordia.


(Calle de la mar sin número, ed. Vitruvio, 2013)

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