LA POESÍA Y LOS POETAS (Prólogo a "Notas de arpa en vuelo")
UNA CUERDA DEL ARPA
Dedos sin plectro pulsan la cuerda,
se alza el sonido buscando afinarse.
No se esfuma
en la materia que lo acoge,
persiste en su temple de salida.
Es Juan de la Cruz en vuelo
de alcance que sube la escala
a salto limpio de gacela
por ríos y lomas,
por montes y serranías…
Deseo ardoroso que desborda
neblinas de tardes, frío
de noches y mañanas.
Sutil tacto que enamora,
que inculca anhelo al sonido.
Depurado, no hay volumen cósmico
por donde no ascienda
entre oleadas de ritmo.
Gozosa subida.
El efecto se diluye
en la quietud de su causa:
quedeme y olvideme,
el rostro recliné sobre el Amado.
El tiempo pliega alas.
(Notas de arpa en vuelo, Perea Ediciones, 2018)
TUYO
Todo recupera su prestancia,
las flores del jarrón, oprimidas,
los asientos, fríos de espera,
los muebles, extraños en su entorno,
cuando llamas con tu forma peculiar
golpeando la puerta con los nudillos.
Y me reconozco
en el timbre de mi voz,
el del apasionado «te quiero»
de todas las mañanas.
En el calor de mis brazos,
el mismo que siempre te acoge.
Me reconozco en ti, sábelo,
con tan solo tu presencia.
En mí has conseguido una parcela.
Ya te pertenezco tanto
como para sentirme en minoría
si discuto contigo.
Poca porción me dejas,
mas cuánto me engrandece.
Agrándame hasta el fin siendo todo tuyo.
(Notas de arpa en vuelo, Perea Ediciones, 2018)
DESDE LA OTRA ORILLA
Pasa el amor con arrullo de arroyo.
A su encuentro salimos por diferente orilla.
Anhelante mi mano por alcanzar la tuya:
¡a unos centímetros de rozarla!
Tiemblan mis dedos por el gozo escapado.
Tiemblan los tuyos por frialdad del vacío.
Cercanas y distantes, nuestras pupilas
farolas de luz quebrada.
Me arquearé como árbol desde mi torre
para formar puente contigo,
sin espacio que nos separe.
Sí, algunos centímetros para que perciba
que tú también me amas.
(Notas de arpa en vuelo, Perea Ediciones, 2018)
LLUVIA
La tarde, ebria de nubes,
va cobijando en su grisáceo sauce
de húmedos dedos el verdor del parque
—alzado en luz de farolas—,
donde hermanábamos las dudas
y desenvolvíamos los sueños
de sus papelillos de colores.
Va cobijando indómitos bloques
de hormigón,
irregulares tejas de casas…
Rebotes en cornisas, paraguas, envolventes
la agotan sobre charcos
que oprimen descaradas suelas.
Huyen
por las alcantarillas los acúmulos de agua.
Voces infantiles, que fintan recodos,
acaparan sus últimas caricias.
Todo parece que se asoma
por primera vez a la existencia
cuando un aire nuevo, límpido,
excita con su roce las superficies:
se vislumbran los álamos del río,
el monte agazapado en lejanía…
Y es el pájaro el único
que puede responder al son del agua
sobre el nervio de las hojas.
El único que puede registrar
los matices tonales en cada árbol.
(Notas de arpa en vuelo, Perea Ediciones, 2018)
PAPIROFLEXIA
¿Quién ha creado ese barquito que enfila la acequia?,
¿quién ha creído en tanta debilidad
que se aturde en recodos del trayecto
ante una hoja,
una piedra,
una caña?…
Fluctúa, pero sigue, sigue
hasta la quietud de una huerta
y al pie de un manzano reposa.
La lluvia estacional lo macera,
y aguarda alambique de raíces
que lo eleve.
Viajará, leve esencia, en brazos de luz.
(Notas de arpa en vuelo, Perea Ediciones, 2018)
ESTACIÓN DE DESTINO
Siempre te ven mis ojos, ciudad
de mis días marinos.
Colgada del imponente monte, apenas detenida
en tu vertical caída a las ondas azules.
Llegas como en oleada a un paraje desconocido.
Te sorprende la luz,
que va tanteando el lomo de los montes
hasta expandirse por el litoral
y que huye entrelazándose
con los festones de las olas.
En la orilla las barcas en éxtasis al largo poema de la
mar.
El verde se descuelga de la altura
en presuroso alud con dirección al parque.
Llegas a una ciudad transcendida
por el verso y la pintura.
El poeta concibe el nombre en su fantasía de niño,
y el pintor la sustancia en vuelo de paloma:
Ciudad del Paraíso, aleteando
en el azul sobre lo inmenso,
estación de destino
en la antesala de lo absoluto.
Ya tan solo un saltar,
sin temblor de vacío,
hacia un beso sin labios,
hacia una caricia sin roce.
Alza el murmullo el Guadalquivir, que siempre está llegando.
(Notas de arpa en vuelo, Perea Ediciones, 2018)
ESTACIÓN DE CERCANÍAS
Llamaba a la puerta, no se abría.
Noche de teatro vacío,
de luz acre en fluorescencias de güisquerías y hoteles.
Sin sentirse acogidos en las miradas,
se cruzan
los últimos peatones taconeando
los ijares de las aceras
mientras el silencio chupa las ubres de las calles.
Un presente romo se arrastra bajo el firmamento,
que no parpadea… Desnudo,
jirones de piel sin mano
para acogerlos en ramillete.
¿Hay alguien?… ¿Hay alguien?…
Vejiga suelta sobre paraguas que insinúan un vuelo,
presunción de un taxi con algún destino,
habanera que acongoja el entorno de un antro.
Todo oprime en redondez lamiéndose las esquinas.
En cama sin sueño, los aguijones de la hora (5:30)
punzan pies fríos.
Llamaba a la puerta, no se abría.
(Notas de arpa en vuelo,Perea Ediciones, 2018)
CANCIÓN DE NOCHEVIEJA
Se deja caer el día como niño en los brazos maternos.
El aire palpa maderas buscando alguna rendija.
Lo presiente el perro, dormido, con suave tic de orejas.
Lo presienten los troncos que crepitan en el fogón.
El fuego, boca de imán, seduce espacios y tiempos.
En corro danzarín de colores,
saltan y giran verdes, azules, rojos,
que se extenúan en la poderosa agitación
del amarillo. En su honda quietud,
el río Bembézar entre montañas encorvado,
el estrecho caminito, cicatriz en el verde.
El hombre de pelo hirsuto, de paso cadencioso,
que sube, que baja la calle, siempre a la misma hora.
La plaza de las Tendillas y su reloj de aguijado rasgueo.
Los Adarves, de embrujada luna e hilaridad de fuentes.
El trigo en temblor.
La sonrisa de Baco.
La miel de unos ojos…
Espacios y tiempos, adheridos a la luz y al goce,
que buscan como final reconocerse en la ceniza.
Balancea el almanaque en la pared
desgranando su hoja caduca.
(Notas de arpa en vuelo, Perea Ediciones, 2018)
ESTACIÓN DE ORIGEN (ANDÉN 2)
¡Oh gran río, gran rey de Andalucía,
De arenas nobles, ya que no doradas!
Góngora
En grises entornos se acoge la ciudad
resignada a la lluvia, al empuje del viento
corneando los árboles, los paneles de anuncios.
Por aceras peatones, espectros huidizos.
Tú otro más, que no huye del agua
sino de sí mismo.
¿Por qué caminas con tanta vaciedad
que desconoces los puntos cardinales?
¿Qué palabras han herido tu sosiego?
Errante Caín, detente:
no has matado a nadie.
Borrosas siluetas de peatones
tras el ventanal de la cafetería.
El pizarrín de un dedo índice
desvirga la luna empañada
caligrafiando un yo grandioso.
No puedes reprimir
—mientras los cafés, engreídos,
vahean en los veladores—
que tu mirada serpentee
por el vidrio y esboce un yo minúsculo.
El que desde la ventana observa pasar y pasar
el Guadalquivir bajo el puente romano,
grave y erguido hacia la inmensidad, arrastrando florilegios,
el tembloroso quousque tandem abutere,
las notas del armónium, los cánticos y rezos.
El que tantas veces a horcajadas
huye en sus lomos,
y en patios y en pasillos queda un algo.
Para unos, un silencio;
para otros, una sombra.
El silencio de una sombra bajo la mirada del Arcángel.
(Notas de arpa en vuelo, Perea Ediciones, 2018)
ESTACIÓN DE ORIGEN (ANDÉN 1)
que se me pegue
la lengua al paladar
si no me acuerdo
de ti.
Salmo 136
De tantas formas y en tantos momentos
llegas, Ciudad del Agua.
Hoy desovillándome hasta el fin,
hasta el cono, eje medular
donde está la imprimación, la desnudez más absoluta.
Un rastro de imágenes, de olores, de sonidos…:
tañer de campanas, que doblan o repican,
monocordes quejas de telares,
en un límpido entorno de concierto hallado
con casas en inmanente vuelo —cal que se ciñe a la
altura—,
con faros al mar en lejanía, tras sierras y
estribaciones,
que principia uno de sus caminos en bocas de manantiales
—de la Salud y del Rey,
Duende de la Milana, Fontanal…—.
Agua peregrina que va descuajando
silencios de huertos
y por rutas y afluencias
agota su existir en la llegada a la inmensidad.
Me dejas, Ciudad del Agua,
un tul de orfandad, de ensoñaciones,
con vahos de ternura.
Sustancia primigenia que me sigue.
Y soy niño
que dormita sin las palabras
de la mamá, sin su tacto en la frente,
y emigrante
que exprime su sentir
en la agitación del pañuelo
al despertar de motores
o en el abrazo de guillotina
al silbido del tren,
y cerezo
que cierra sus ojos de nieve al afilado besar del
hacha.
(Notas de arpa en vuelo, Perea Ediciones, 2018)
MÁGICA LUZ
El exilio (interior, exterior) será una
palabra clave de
este decenio. Sabés, es probable que
alguien tache
esta frase. Pero
quien lo haga debería
pensar que
acaso él también sea, de alguna extraña
manera, un
exiliado del
país real.
Primavera
con una esquina rota, M. Benedetti.
Mágica luz,
amanecida en confusos
volúmenes,
que logras aflorar sutiles
tonos
de la oscura afluencia de
verdes,
el níveo cuerpo de las
casas
con claridad colgante de
balcones,
recobra los sombríos
aposentos
donde la pátina,
por sillas y mesas, por
lomos de armarios,
usurpa ya cornucopias de
espejos,
donde dan los relojes las
horas muertas
y las cortinas pactan con
el luto,
donde los pensamientos se
nutren de desidia
y la esperanza pilota sin
rumbo.
Mágica luz,
muta por hilillos de
consuelo
los carámbanos de los
ojos.
Bruñe la dignidad. Perdura
siempre.
(Notas de arpa en vuelo, Perea Ediciones, 2018)
EL RETORNO
¿Adónde
va esa mujer,
arrastrándose por la acera,
ahora que ya es casi de noche,
con la alcuza en la mano?
Dámaso Alonso
Esa viejecita que llevaba la alcuza en la mano
sube hoy la calle apoyando
en el bastón su debilidad.
Conoce el preludio
mortecino
de los buitres que danzan
en el cielo,
el graznar de los grajos
que empuja al festín,
la alteración de los
perros que acechan en las esquinas.
Sin casa que la acoja,
¿dónde finalizarán sus pasos?
¿Cómo llamarla sin saber
su nombre?
Sin nunca haberlo oído,
¿cómo detenerse?
Pocas las vibraciones de
la cuerda,
desgastada,
elevándose al crepúsculo
desde campos de ortigas.
Pasó arrastrando su
debilidad.
Pasa sin rendirse
sosteniéndola en el bastón.
Pasará con ella, tal vez
de forma diferente.
Y las oscuras aves en planeo oteando.
(Notas de arpa en vuelo, Perea Ediciones, 2018)
EL VIOLINISTA CALLEJERO
No desdeña ningún espacio el violinista callejero. Hoy, sentado en su taburete, realza una modesta esquina, como también en otra...
-
… ¿Y volver la cabeza condoliéndote de todo lo que dejas? Solamente verás subir el humo del tiempo consumido. Sigue adelante, no t...
-
Conservo en la retina lo que puedo llevarme de ti, pueblo de mi infancia. Insaciable, lo intento todo, piedra a piedra, sentimient...
-
ENTONCES Entonces, en los atardeceres del verano, el viento traía desde el campo hasta mi calle un inestable olor a establo ...
-
Publicado en "El Celemín" (Revista de vida y cultura de Torrecampo [Córdoba]), nº 32, agosto de 2024. El asomarse a la bib...
-
Artículo publicado en El Celemín (revista de vida y cultura de Torrecampo [Córdoba] ), nº 31, agosto 2023. Los días del futuro están d...
-
El 21 de diciembre nos dejó Antonio Romero Márquez (Montilla 1936- Málaga 2022), poeta de una gran trayectoria poét...